Sobre Piensa Aliméntate Ahorra
Un
estudio reciente demostró que un tercio de los alimentos producidos en todo el
mundo se pierde o desecha durante la etapa de producción y de consumo. Casi la
mitad de esos desechos tienen lugar en los países industrializados donde
vendedores y consumidores rechazan alimentos todavía en buen estado. La cifra
alcanza los 300 millones de toneladas, Una cantidad
que por otra parte, sería suficiente para alimentar a 900 millones de personas
hambrientas en todo el mundo.
¿A qué nos referimos al hablar de
pérdida de alimentos o desechos alimenticios?
La pérdida de alimentos
se refiere a productos que se estropean, se pierden o cuya calidad se ve
disminuida durante el proceso productivo antes de que lleguen al consumidor.
Normalmente, tiene lugar durante la producción, almacenamiento, procesamiento o
distribución.
• El desecho de alimentos
se refiere a productos que terminan el proceso productivo con buena calidad y
listos para su consumo, pero que aún así nunca llegan a ser consumidos ya que
son descartados antes incluso de estropearse.
¿En qué consiste la campaña en
contra de los desechos alimenticios?
Por
un lado, en concienciar a la población de que el desecho de alimentos es un
problema global que tiene efectos negativos para el ser humano y el medio
ambiente, así como consecuencias económicas. Por otro, en transmitir que es
posible combatir este problema mediante pequeños cambios en nuestro hábitos. Ya
son muchos los países y regiones que han puesto en marcha distintas iniciativas
para
atajar la producción de desperdicios.
Actúa! Como Hacerlo?
Algunas
personas
creen que el desperdicio de alimentos no tiene nada de malo. Piensan que los
residuos orgánicos acabarán convirtiéndose en abono para la tierra... pero no
es así. Para que un producto orgánico se convierta en abono es necesario luz y
aire. Algo de lo que carece cualquier vertedero.
En
su lugar, esos alimentos en descomposición producen gases como el metano que
afectan al calentamiento global. Se estima que tiramos un tercio de la comida
que compramos cada semana. Comprando sin control o almacenando comida fresca
que después tiramos generamos gran cantidad de desperdicios
Sigue estos consejos rápidos y reducirás
tu huella alimentaria... ¡y tu gasto!
1.Haz tu compra inteligente. Planifica tus comidas y usa listas
de la compra, esto evitará las compras compulsivas. No caigas en la trampa
publicitaria de adquirir más cosas de las que necesitas.
2.Consumo vs caducidad. El habitual "Consumir antes
de" de los alimentos es una fecha proporcionada por la empresa que indica
el momento de mayor calidad del producto. Así, la mayor parte de esos alimentos
pueden consumirse después de ese día. La única fecha importante es la de
"Caduca en", cómetelo a tiempo o comprueba si puede congelarse.
3.¡No te congeles y usa tu congelador! Los alimentos que se congelan
duran más. Congela productos frescos y restos antes de que se estropeen.
También puedes hacer esto con la comida sobrante de restaurantes.
4.Usa el sistema FIFO (First
In First Out). Es
decir, consume primero lo que llegó
antes
y después lo que llegó más tarde a tu despensa. Guarda tus últimas compras al
final y las más antiguas delante para acordarte de consumirlas pronto.
5.¡Ricos restos! Los restos del pollo asado de esta
noche puede ser parte del bocadillo de mañana. El pan de ayer pueden ser los
costrones de hoy. ¡Sé creativo! Pide en tu restaurante que te empaqueten la
comida para llevar y congela lo que no vayas a consumir inmediatamente. ¡No
seas vergonzoso y pide tus restos para llevar!
6.¡Dona lo que no vayas a
aprovechar! Refugios, bancos de alimentos y
otras instituciones estarán encantados de recibir alimentos no perecederos.
Existen programas nacionales y locales que se ofrecen a recoger los alimentos e
incluso a prestar a contenedores donde almacenarlos.
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